Bayan Urban
Daniel Hambly
Parque Felipe VI – Concéntrico 09
Aunque se cree que nació en Europa Central, el acordeón adquirió una importancia especial en Europa del Este, Asia y América Latina. En la Unión Soviética, se convirtió en el instrumento central de la música folclórica y contemporánea. Fue un instrumento del que se apropiaron las múltiples culturas que existían en la sociedad soviética. Cada una lo hizo suyo y se crearon nuevas variantes, adaptadas a la música de determinadas regiones, como el Bayan, popular en Rusia y Ucrania, único por su sonido y construcción cromática. En última instancia, el acordeón acercó a estas culturas al mismo tiempo que les permitía celebrar sus diferencias. El Trikiti es también lo que une a España con esta parte del mundo…
La propuesta aprovecha el emplazamiento como anfiteatro y como nudo de transportes, aprovechando las múltiples capas de infraestructuras situadas directamente debajo y alrededor del escenario. Unos sensores de movimiento situados en el recinto accionan los motores del instrumento que permiten el paso del aire a través de las flautas. A cada nota o acorde se le asignan distintos tipos de movimiento. Los ritmos naturales de estos movimientos se unen para crear melodías y sonidos que se convierten en únicos de ese momento y lugar.
El instrumento está diseñado para que lo toquen dos personas, una tirando de la cuerda para subir el fuelle y la otra para bajarlo. Gracias a su mecanismo lastrado, sólo se requiere un ligero tirón, lo que permite que cualquiera pueda manejarlo. La interacción entre estas dos personas es lo que da vida a la propuesta, no es necesario que puedan comunicarse verbalmente, sino que tienen que trabajar juntas para que se oiga la música de la ciudad.
El Bayan Urban se convierte en una declaración de paz y entendimiento mutuo, muestra el poder de la música para unir a la gente y un medio para celebrar las melodías y ritmos de un lugar concreto.